Dos de las modalidades más idóneas para que los aprendizajes sean de calidad son: Talleres y experiencias.
Talleres.
El profesor establece las normas de acceso y abandono del taller para que se funcione con autonomía y responsabilidad, en un clima de respeto, alegría y libertad.
Las actividades no se realizan todas ni con los mismos materiales ni al mismo tiempo, las propuestas de actividades del taller son cerradas, pero no el modo de realizarla ni el material elegido por los niños.
El taller debe de desarrollar las capacidades de los niños y debe a su vez ser evaluado.
Para llevar a cabo un taller se ha de tener en cuenta: la elección de la actividad por el niño, el desarrollo de la misma, las relaciones y conductas de los niños, y las del profesor y la organización del espacio.
Por último, cabe destacar que los talleres desarrollan la seguridad, la socialización y la expresión creativa y a su vez deben de servir de disfrute a niños y profesores.
Los talleres cubren parte de las necesidades metodológicas que genera el desarrollo.
Son vehículos idóneos para conseguir desarrollar las capacidades que se proponen para la etapa, ciclo y áreas.
Para la organización de los talleres debemos atender a los siguientes criterios.
- Referidos al alumnado: el número y variedad se adecuara a su nivel de adquisiciones, conocimientos y posibilidades. Las normas han de ser claras y concretas.
- Referidos al contenido, actividades y tiempo: han de ajustarse a la competencia de ejecución del alumnado y colaborar a que perfeccionen y desarrollen nuevos conocimientos.
- Referidos a los espacios: ha de ser suficiente para que puedan estar entre tres y seis niños y ubicarse en el lugar idóneo en función de la actividad a realizar. Evitar que sea una “zona de paso”.
- Referidos a los materiales: tener en cuenta el tamaño, seguridad, asequibilidad. De uso y limpieza sencillos, fácilmente ordenables en estantes… el material puede ser elaborado con finalidad didáctica o que aporten de su casa.
Experiencias
Son propuestas de trabajo más abiertas que las que se realizan en los talleres, en las que se pretende el descubrimiento de los objetos, su importancia se centra en el conocimiento de las características propias de los objetos y materiales a manipular, por lo que la evaluación estaría referida a metas que se establecerían para cada experiencia y a aspectos concretos de las actividades de los talleres, como por ejemplo los espacios, tiempos (siempre de carácter flexible), materiales (sencillos y de su entorno), agrupamientos (se dejará elegir al niño si es posible) y desarrollo de las actividades (el profesor no debe adoptar una actitud directiva).
En cuanto al desarrollo de estas experiencias nos encontramos con variedad: juegos con agua (a ser posible desarrollándose en el medio natural), juegos con materiales naturales (adquisición de las características de los elementos de nuestro entorno) y juegos con papel (es uno de los pocos elementos que el adulto permite inocuamente deformar y romper al niño).
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