miércoles, 12 de octubre de 2011

Tema 3: De lo espiritual al arte

INTRODUCCIÓN.
Dependiendo del momento cultural en que nos encontremos, el arte se produce de distintas formas. Las obras de arte reflejan éste momento ya que no podemos revivirlo.
CAPITULO I. EL MOVIMIENTO.
Normalmente no sabemos apreciar el arte como los propios artistas, cuando estamos frente a una obra, ocurre que no prestamos atención a lo que vemos, perdemos el interés y le damos la espalda.

CAPITULO II. EL CAMBIO DE RUMBO ESPIRITUAL.
Los científicos puros analizan fenómenos enigmáticos, Blawtzky ha sido el primero que se ha relacionado con salvajes, un movimiento espiritual que ha concretado la unión de muchas personas en la “Sociedad Teosófica”: una especie de catecismo donde el alumno encuentra las respuestas concretas.
La literatura, el arte y la música son los primeros en registrar el giro espiritual de una manera real.
Chönberg está en contra de la belleza convencional (de la música).
Lo representado no es un hombre, ni una manzana, ni un árbol, sino que todos esos elementos son utilizados por el artista para crear un objeto de resonancia interior que constituye una imagen.

CAPITULO III. LA PIRÁMIDE.
Los artistas, estudian y analizan en su balanza espiritual el valor interno de los elementos que pueden crear para expresar su mundo interior
Todo lo que sea profundizar en el arte es una valiosa constitución de la pirámide espiritual.

CAPÍTULO IV. LOS EFECTOS DEL COLOR.
Al contemplar una paleta llena de colores obtenemos dos resultados:
1. Un efecto físico: la fascinación por la belleza y las cualidades del color.
2. El efecto psicológico del color provoca una vibración anímica.
Concluyendo: la armonía de los colores debe fundarse en el principio de la necesidad interior.

CAPITULO V. EL LENGUAJE DE LAS FORMAS Y LOS COLORES.
Kadinsky habla de la relación entre pintura y música, citando a Goethe, y de las diferencias entre los medios de la pintura: color y forma, los efectos que tiene esta última sobre el color.
Introduce aquí el principio de la necesidad interior, lo pura y eternamente artístico, como provisto de vida eterna, que dice, no pierde fuerza con el tiempo si no que la gana.
Los ojos del artista deben ser ciegos ante las formas reconocidas y las no reconocidas, y sordo a las enseñanzas y los deseos de su tiempo, deben dirigirse hacia su vida interior y hacía su oído.

Compara constantemente los colores con los aspectos de la realidad, con los estados de ánimo que provocan en las personas, y con instrumentos. Por ejemplo, nos compara el azul con y el cielo; el rojo con la pasión; y el morado con el sonido de la gaita y tonos bajos.


Nos propone los colores por parejas (antinomias), que mezclándose dan lugar a diversos colores y tonalidades.



Los números romanos representan las parejas de antinomias.


CAPITULO VI. TEORIA
En la actualidad la pintura se halla en un estadio diferente: su emancipación de la naturaleza está sólo en los comienzos. Es necesario que el pintor cultive no sólo su sentido visual sino también su alma, para que ésta aprenda a calibrar el color por sí misma.
La belleza de color y forma no es un objetivo suficiente para el arte. Los elementos que constituyen la obra no radican en lo externo, sino en la necesidad interior.
Cegados por los elementos externos, la visión espiritual del espectador no busca el contenido que se manifiesta a través de ellos.
El arte está por encima de la naturaleza, éste no es un pensamiento nuevo. Los nuevos principios nunca caen del cielo, sino que siempre se hallan en un contexto causal con el pasado y el futuro.
Lo que más nos importa saber es dónde hallar hoy este principio y hasta dónde podemos llegar en el futuro con su ayuda.


CAPITULO VII.LA OBRA DE ARTE Y EL ARTISTA
El artista crea misteriosamente la verdadera obra de arte por vía mística. Sólo desde el punto de vista interior puede discutirse si la obra es buena o mala.
Un cuadro es bueno porque posee una vida interior completa.
El artista, comparado con el que no lo es, tiene tres responsabilidades:
1° ha de restituir el talento que le ha sido dado; 2° sus actos, pensamientos y sentimientos, como los de los otros hombres, conforman la atmósfera espiritual, la aclaran o la envenenan; 3° sus actos, pensamientos y sentimientos, que son el material de sus creaciones, contribuyen a su vez a esa atmósfera espiritual.
Como conclusión, diremos que bello será lo que sea interiormente bello.

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